Hoy os hablamos de la relación entre los gatos y calor. Llega el calor y las altas temperaturas del verano pueden afectar también a nuestros gatos, incluso pueden suponer una amenaza si no estamos atentos. Sí, ¡el temido “golpe de calor” también les afecta a ellos! Puede provocar un fallo multiorgánico e incluso la muerte.
Normalmente los gatos domésticos están dentro de casa, menos expuestos al calor, pero si tenemos patio o terraza es muy habitual que salgan y se tumben al sol porque les encanta. El calor les produce somnolencia y pueden prolongar en exceso la exposición a las altas temperaturas con riesgo para su salud.
¿Cómo podemos saber si nuestro gato tiene calor?
Los gatos apenas sudan porque no tienen glándulas sudoríparas por todo el cuerpo como nosotros, solo las tienen en los labios, la barbilla y las almohadillas de sus patas, y cuando tienen calor pueden dejar huellas de sudor en el suelo.
Además, jadean y sacan mucho la lengua para autorregular la temperatura corporal. Si tienen calor se lamerán por todo el cuerpo porque la saliva al evaporarse les refresca.
Se refrescan principalmente a través de las almohadillas por lo que cuando sienten calor buscan superficies frescas.
Síntomas de “golpe de calor”
La temperatura corporal normal de los gatos está en torno a los 38/39º, con el calor puede subir y, en el caso de un golpe de calor llegar hasta los 42º. Si nuestro gato está sufriendo un golpe de calor empezará a jadear excesivamente e incluso tendrá dificultad respiratoria; puede que se tambalee, esté desorientado, tenga debilidad y tiemble y vomite.
El ritmo cardiaco aumenta y las mucosas y la lengua se ponen azules, por la falta de oxigenación de la sangre (cianosis).
¿Qué hacer?
Si el gato está cianótico y su temperatura corporal por encima de los 42º, debemos actuar con rapidez para detener el proceso que puede acabar de forma trágica. Lo ideal es llevarlo cuanto antes al veterinario; mientras tanto, mantenerlo en un sitio fresco y ventilado, refrescarlo con una toalla mojada con agua templada, principalmente en las almohadillas, nunca hay que echarle agua fría, ni ducharle con agua fría, ni le pongas hielo; el proceso de bajada de temperatura debe ser gradual, no brusco. Humedece la boca con agua que no esté muy fría y si quiere, que la beba a pequeños sorbos.
El veterinario le administrará el tratamiento adecuado y valorará los efectos que haya podido tener.
Quemaduras
Las quemaduras en las almohadillas es otro de los riesgos del calor, el pavimento se puede calentar en extremo y las almohadillas son muy sensibles por lo que pueden sufrir quemaduras importantes con riesgos de infección. También hay que prestar atención a la nariz y las orejas.
¿Cómo podemos asegurar el bienestar de nuestros gatos frente al calor?
- Manten siempre el agua fresca en el bebedero, puedes añadir un cubito de hielo de vez en cuando y animarle a beber.
- Cepilla al gato con frecuencia para eliminar el pelo que se le cae, mucho más en verano. No es conveniente raparlos ya que el pelo actúa de aislante térmico.
- Dale comida húmeda con más frecuencia para aumentar su hidratación.
- Puedes poner una toalla húmeda donde pueda tumbarse y refrescarse y si le notas acalorado puedes pasársela por el cuerpo para refrescarle un poco.
- Prepara su lugar de descanso en un lugar fresco y aireado.
- Si tienes patio, puedes poner un pequeño barreño con poca agua para que pueda refrescarse las patas.
Con estas sencillas pautas ayudarás a tu gato a disfrutar del verano de una forma mucho más confortable.
Y, ya sabes que puedes consultarnos cualquier duda.